A lo largo de los años, los seres humanos se han tenido que relacionar con el resto de los seres vivos para poder convivir en armonía, pero más allá del equilibrio entre las necesidades de cada uno, se han originado vínculos emocionales que permiten una relación más cercana. Por eso, tener sentimientos hacia los animales es natural, ya que muchos de ellos, principalmente los mamíferos, se han convertido en mascotas que se consideran un miembro más de la familia.
Muchas personas sienten apego hacia los animales, especialmente hacia sus mascotas, debido a que estos representan una gran compañía, brindan momentos de alegría y amor sin juzgar o exigir algo a cambio, y siempre se puede contar con sus ocurrencias y con su fiel presencia. Pero la verdad es, que todas estas atribuciones que los individuos dan a los animales, son cualidades humanas que desean que el resto de las personas que se encuentran a su alrededor tengan, y al no ser así, las ven reflejadas en ellos.
Desde la perspectiva psicológica, el amor que las personas sienten hacia los animales dice mucho de su personalidad, pues generalmente son sensibles, alegres, compasivas, nobles, amistosas y muy sentimentales. Sin embargo, la mayoría de los individuos que sienten emociones fuertes hacia estos seres, inconscientemente tratan de consolidar una autoridad que no poseen en su entorno, por lo que se ha demostrado que al tener mascotas la autoestima de estas personas aumenta, mientras disminuye la sensación de soledad.
Los individuos que aman a los animales gozan de beneficios que les permiten llevar una vida feliz, mantener el sentido del humor y un buen estado de ánimo, pues son personas que ríen a menudo por las acciones de sus mascotas, aprenden a ser más tolerantes, experimentan constantemente emociones positivas y emplean al menos unos minutos al día para salir a pasear con su fiel compañero, lo que aumenta su bienestar físico y psicológico, trayendo como consecuencia la disminución del nivel de estrés y la ansiedad.
Cada vez son más las especies que se unen a la lista de los animales con los cuales se pueden hacer terapias asistidas, pues diversos estudios señalan los importantes beneficios que tienen; y aunque este tipo de asistencia sirva de tratamiento para individuos con diversas condiciones médicas, las investigaciones en el área permiten conocer los resultados que las personas que aman a los animales pueden obtener gracias a su interacción constante con ellos.
El amor hacia los animales logra que los individuos se sensibilicen, que sean más atentos a los detalles, que se alegren por pequeñas cosas y que aprendan a preocuparse por los problemas y las necesidades que tienen las personas que se encuentran a su alrededor, siempre con el ánimo de ayudar. A pesar de ello, es posible que algunos sujetos traspasen los límites de la normalidad y terminen distorsionando el significado del verdadero amor hacia los animales, ya sea adoptando ciertas conductas desadaptativas o manifestando trastornos obsesivos.
Cuando el amor hacia los animales se convierte en una obsesión, se desencadenan una serie de actitudes extremistas que se diagnostican como trastornos excesivos, pues los individuos manifiestan comportamientos poco comunes, grotescos y anormales, los cuales son asociados a problemas mentales. Las razones por las que un sujeto desarrolla amor excesivo hacia los animales pueden ser variadas, sin embargo, las más frecuentes son:
La soledad
Los seres humanos necesitan relacionarse con otros, socializar y compartir anécdotas, momentos y experiencias, por eso cuando sienten que no tienen a una persona que los acompañe, los escuche y quiera, terminan por aferrarse a los animales, pues estos le brindan la sensación de compañía que tanto anhelan y no pueden encontrar en su entorno.
Algunas personas temen a la soledad, por lo que existen casos en los que el amor excesivo hacia los animales no surge como consecuencia de la misma, sino como una medida de previsión ante la amenaza de encontrarse solas en algún momento. Aunque la soledad no es la única causa por la cual se desencadenan los sentimientos excesivos hacia estos seres, es la más común, sobretodo porque el resto de las razones se relacionan con la sensación de aislamiento.
Es importante recalcar que a cualquier edad se puede empezar a desarrollar el amor excesivo hacia los animales, por lo que si un niño siente que sus padres no tienen tiempo para él o no le prestan la atención debida, es posible que empiece a apreciar más la compañía de su mascota, lo que también puede sucederle a un anciano que piense que es un estorbo para sus familiares.
Decepciones personales
Además de buenos compañeros, las personas también suelen percibir que los animales son seres fieles y amistosos, por lo que después de haber atravesado una decepción personal, tal como una ruptura amorosa, la despedida de algún amigo, la muerte de un familiar o la pérdida del empleo, los individuos suelen acercarse más hacia los animales y demostrarles mayor afecto.
Cuando las personas atraviesan decepciones personales, es común que no tengan ánimos de compartir su desdicha con otros sujetos o que crean que nadie los comprende porque no están en su misma situación; pero a pesar de ello, sienten que sí pueden contar con su mascota, ya que siempre ha estado cuando necesitan ser escuchados, es leal y con su jugueteo intenta alegrarlo en todo momento.
En este sentido, los animales tienen la capacidad de cambiar el estado de ánimo de las personas, lo que puede resultar de gran ayuda cuando los individuos intentar salir de la depresión o necesitan de un compañero para no sentirse desolados. Pero el problema se presenta en el momento en que los sujetos creen que sus mascotas son indispensables y desarrollan un amor excesivo hacia ellas.
Complejo de inferioridad
Los individuos con autoestima baja tienden a colocarse siempre por debajo de los demás, cuestionar todo lo que hacen y menospreciar sus logros, generalmente tienen tan mala percepción de sí mismos que viven comentándole a otros sus defectos, por lo que es común que las personas de su entorno comiencen a atribuirle fallas que ellos mismos dicen tener y utilicen el complejo de inferioridad en su contra.
Entre los beneficios que tiene amar a los animales e interactuar constantemente con ellos, está el aumento de la autoestima, debido a que estos demuestran cariño sin juzgar a las personas, son una buena compañía y se convierten en seres dominados por los humanos, y en caso de ser mascotas se convierten en sus dueños, lo que a las personas con complejo de inferioridad las hace sentir más seguras de sí mismas, ya que son capaces de adiestrarlos.
El hecho de que los sujetos con baja autoestima se sientan más competentes al estar con los animales, puede originar que desarrollen un amor excesivo y por ende una obsesión por estar continuamente con ellos, pues consideran que es la única manera en la que pueden superar su condición y sentirse superiores.
Excentricidad
Las personas excéntricas son aquellas que siempre llaman la atención por su inusual comportamiento y por su forma de destacar del entorno, generalmente debido a su estilo, es decir, su vestimenta, corte de pelo, accesorios, entre otras cosas; este tipo de individuos suele considerar a sus mascotas como parte de sí mismos, por lo que también las exhiben de la misma manera.
Cada vez son más los animales que reciben tratamientos estéticos y ropa de diseñador, pues las personas excéntricas tienen la necesidad de lucir mascotas igualmente excéntricas; pero esto puede llegar a convertirse en una obsesión, ya que los individuos desarrollan un amor excesivo hacia los animales tan grande que llega a ser enfermizo.
Los animales son seres vivos que poseen características que les permiten sobrevivir en su hábitat natural, por lo que someterlos a tantos tratamientos, pintar su pelaje o cortarlo muy a menudo, puede ocasionarles un daño permanente. Las personas que se obsesionan por incluir su estilo en sus mascotas, no miden las consecuencias de sus actos, por ello es muy importante crear conciencia al respecto y determinar cuándo esta extravagancia se convierte en una patología.
Cuando los individuos desarrollan un amor excesivo hacia los animales, no se percatan de que sufren un cambio de conducta, el cual forma parte de la evolución de ciertas patologías que se caracterizan por la manifestación de actitudes desadaptativas, y en algunos casos anormales, que se revelan cuando se experimenta algún tipo de desorden mental. Generalmente estos síntomas suelen ser notados por las personas que se encuentran en el núcleo familiar del afectado, pues en pocas ocasiones ellos mismos reconocen su situación.
Entre las patologías más comunes que son asociadas al amor excesivo hacia los animales, se encuentran:
Manías
Las manías son variaciones del estado de ánimo que originan alteraciones en la conducta de los individuos. Existen muchos tipos de manías, entre ellas aquellas que son relacionadas con el amor excesivo hacia los animales, tal como la zoomanía (obsesión por los animales), la ailuromanía (sentimiento exagerado hacia los gatos) o la cinomanía (amor por los perros).
Este trastorno produce que las personas que lo padecen adopten actitudes extrañas, provocadas por la obsesión que sienten; sin embargo, no existen acciones concretas que los individuos ejecuten cuando sufren de manías producto del amor excesivo hacia los animales, pues las prácticas que realicen dependerán del nivel de satisfacción que estas les provoquen. Aunque es conocido que los actos más comunes son la acumulación de animales o síndrome de Noé y la zoofilia o bestialismo.
El término manía suele confundirse con la locura, ya que es una enfermedad mental que se caracteriza porque el individuo se siente fascinado por un animal, actividad u objeto, lo que origina que adopte comportamientos poco comunes y exagerados cuando piensa o está en presencia de aquello que le induce los episodios maníacos.
Entre los síntomas de la manía se pueden encontrar: euforia, agitación, dificultad para concentrarse, imposibilidad de conciliar de sueño, irritabilidad, logorrea (hablar rápidamente y sin sintaxis), actitud reactiva, pérdida de pudor, entre otras características.
Síndrome de Noé o acumulación de animales
La mayoría de las personas que sufren de amor excesivo hacia los animales suelen desarrollar un trastorno compulsivo de acumulación, el cual también es denominado síndrome de Noé. Esta patología se caracteriza porque el individuo afectado va llevando cada vez más animales a casa, generalmente de la misma especie, hasta llegar a un punto extremo en el que las condiciones de insalubridad se vuelven notorias y perjudiciales para la salud.
El acopio descontrolado de animales es consecuencia de un trastorno obsesivo compulsivo (TOC) que es originado por los sentimientos de soledad y tristeza, pues los individuos que sufren esta condición observan a estos seres solos e indefensos y sienten que ellos pueden brindarles un lugar en el cual habitar, además de amor y compresión, los cuales son factores que constituyen un vacío que ellos también están buscando llenar.
Quienes sufren del síndrome de Noé atraviesan por un cambio de comportamiento evidente, pues pierden el interés por mostrar una buena presencia, ampliar su círculo de amigos, salir a recrearse y divertirse, además de que es notoria la despreocupación que tienen por la limpieza, el orden, la apariencia, entre otras cosas. Aunque las personas que padecen de este trastorno también sobrellevan depresión, generalmente no buscan ayuda y se refugian en la seguridad que sienten entre los animales, que en realidad son los que las mantienen atadas a los sentimientos negativos y ocasionan que desarrollen dependencia emocional.
Zoofilia o bestialismo
Cuando las personas desarrollan amor excesivo hacia los animales, crean vínculos emocionales muy fuertes con estos seres, tanto como los que puede sentir un individuo durante el enamoramiento o cuando tiene un gran deseo sexual por otro sujeto. En este sentido, la zoofilia o bestialismo se conoce como la atracción física que sienten las personas por los animales, como resultado del placer que les produce tener relaciones sexuales con ellos.
El bestialismo es considerado un trastorno de la conducta, originado por alteraciones mentales que producen que el individuo proyecte pensamientos, sensaciones y emociones estrictamente humanas, hacia los animales. Aunque parece ser un fetiche, la zoofilia generalmente es ejecutada por un solo individuo, es decir, no es una práctica en la cual una pareja involucra a un animal como tercero durante la relación sexual, aunque podría haber excepciones.
Esta actividad constituye un maltrato, pues aunque la persona con amor excesivo hacia los animales se sienta bien y realmente tenga emociones fuertes hacia ellos, esta práctica es traumática para las mascotas. La mayoría de las veces después de haber sido víctimas de la zoofilia, los animales desarrollan afecciones nerviosas y se esconden del atacante, pues tienen miedo de ser abordados y lastimados; situación que no es considerada por la persona que sufre del trastorno, pues no es consciente de la gravedad y de las consecuencias de sus acciones.
Las patologías que se desarrollan debido al amor excesivo a los animales originan que los individuos afectados sufran consecuencias graves a nivel psicológico, pues su estado de ánimo se altera regularmente, adquieren comportamientos repetitivos que no son saludables e incluso pueden llegar a sufrir de ataques de ansiedad si en algún momento desean estar con sus mascotas y no pueden hacerlo.
El primer paso para controlar el amor excesivo hacia los animales, es ser consciente del problema. En muchas ocasiones los afectados no reconocen su situación y se niegan a aceptar los consejos de sus allegados, pero tarde o temprano su ritmo de vida se ve perjudicado por su obsesión, y es en ese momento cuando se percatan de que verdaderamente su conducta ha cambiado.
Acudir a un psicólogo es sumamente necesario para determinar qué tan grave es el problema, diagnosticar una patología concreta y evaluar las consecuencias que esta ha traído a la vida del afectado. Por lo general, la psicoterapia es el único tratamiento que se emplea en casos de amor excesivo hacia los animales, aunque algunas veces, dependiendo de la gravedad del paciente, es posible que el especialista decida recetar ansiolíticos o antidepresivos que ayuden a la pronta recuperación del individuo.
La terapia cognitivo-conductual es la más utilizada en casos de amor excesivo hacia los animales, pues es la que aborda tanto las alteraciones mentales como las de conducta. Este tipo de terapia se especializa en determinar los motivos que llevaron al paciente a desarrollar la patología, con el objetivo de cambiar sus sentimientos y pensamientos al respecto; mientras que también se dedica a revertir las consecuencias de la enfermedad, a través del aspecto conductual, el cual en estos casos se caracteriza por la adquisición de comportamientos irregulares y desadaptativos.
En cada paciente el tratamiento para el amor excesivo hacia los animales varía dependiendo de los síntomas que manifieste y la evolución que el psicólogo note, por ello no existe un número de sesiones exactas a las que el afectado deba asistir o un solo método para implementar la terapia cognitivo-conductual, pues hay varias técnicas que serán empleadas por el especialista según las necesidades individuales de cada sujeto. Sin embargo, mientras más rápido las personas sean conscientes de su enfermedad y quieran revertirla, más fácil será manejar su condición.
Superar las patologías que son provocadas por el amor excesivo hacia los animales es posible, puede que la persona recaiga y sienta que no va a poder manejarlo, pero con ayuda de un psicólogo que evalúe constantemente su situación, este seguramente podrá mejorar su comportamiento y salir adelante, logrando de esta manera controlar su enfermedad y por ende su dependencia emocional.
Importancia de controlar el amor excesivo hacia los animales
La mayoría de los individuos que desarrollan amor excesivo hacia los animales, lo hacen como consecuencia de sentimientos negativos, tal es el caso de la soledad o la decepción, ya que al estar en contacto permanente con los animales permiten que estos ocupen en su vida el espacio vacío que otra persona dejó; aunque la verdad es que a pesar de ello la tristeza sigue presente y es lo que desata los episodios de depresión o ansiedad. Los individuos que superan el amor excesivo hacia los animales son capaces de volver a relacionarse nuevamente con otros sujetos, de abrirse a experiencias sentimentales y dejar atrás las situaciones que no les permitían surgir.
Algunas personas creen que para superar el amor excesivo hacia los animales necesitan desprenderse por completo de sus mascotas, no hacer labores de caridad para estos seres o dejar de preocuparse por ellos, pero la verdad esto no es así. Simplemente hace falta que el afectado sea consciente de su situación, reconozca su patología y quiera seguir el tratamiento necesario para controlar esa conducta obsesiva que lo mantiene ansioso, preocupado y en alerta permanente.
Controlar el amor excesivo hacia los animales es muy importante para poder volver a mantener un equilibrio emocional que se encuentre sustentado en un estado de ánimo constante, pues esto es lo que permite que las personas puedan desenvolverse en su entorno con fluidez, sin comportamientos desagradables o alteraciones psíquicas que afecten sus relaciones sociales. Cuando los individuos controlan este amor, se sienten saludables, se desprenden de las ataduras que tenían hacia los animales y son capaces de expandir sus horizontes y disfrutar de la vida, sin necesidad de depender emocionalmente de una mascota, lo que les permite volver a ser libres y vivir a plenitud.