Seguramente alguna vez habrás escuchado sobre la cleptomanía y lo relacionas con los individuos que hurtan objetos frecuentemente, y ciertamente es así, pero la verdad es que no toda persona que roba se puede llamar cleptómana, pues existen importantes diferencias entre este trastorno y las conductas viciosas que ciertos individuos pueden adquirir.
Las personas desconocen que la cleptomanía es un trastorno psicológico, pues los que la padecen son sujetos que sufren de una patología maniática que les incita a robar objetos de manera compulsiva, sin tener noción de porqué lo están haciendo y con qué finalidad quieren un determinado artículo.
Al igual que todas las manías, son trastornos del ánimo ocasionados por impulsos que provocan conductas obsesivas y repetitivas, que derivan en euforia y satisfacción. En el caso de los cleptómanos o cleptomaníacos, es común que estos lleguen a sentir culpa y arrepentimiento después de hurtar algún objeto, pero eso no los detiene, porque debido a su origen maniático, mientras más veces roban, mayores son las ganas de volver a hacerlo.
Muchos ponen en duda la cleptomanía de algunas personas, porque piensan que si estas realmente tuvieran un determinado trastorno o enfermedad la expresarían y devolverían lo que han hurtado, pero la verdad es que para los individuos que padecen este tipo de manía no es fácil dar a conocer su situación, sobretodo porque desde la perspectiva social el robo se relaciona a conductas delictivas y vandálicas, lo que causa que prefieran mantenerlo en secreto y tratar de cambiar su conducta por su cuenta.
Hay quienes opinan que los cleptómanos se escudan en su enfermedad para cometer hurtos, pero existen maneras de diferenciar a una persona que padece esta patología, de otra que posee conductas viciosas y miente para justificar sus acciones. La cleptomanía consiste en robar objetos de manera compulsiva, pero estos no tienen porqué tener un valor significativo, generalmente las personas que sufren de este trastorno maníaco roban por la necesidad que tienen de hacerlo y por el placer que dicha acción les brinda, pero no tiene relación con la intención de perjudicar a otros u obtener una ganancia material.
Asimismo, otra manera de diferenciar a la cleptomanía de las conductas viciosas es mediante los síntomas de la enfermedad, ya que estos son los que permiten determinar si realmente el individuo padece la patología, entre ellos se encuentran: euforia, dificultad para concentrarse, agitación, irritabilidad, imposibilidad de conciliar de sueño y logorrea (hablar rápidamente y sin sintaxis), sobre todo cuando se sienten incómodos o tienen miedo de ser descubiertos.
Otra diferencia es que los cleptómanos no planifican sus hurtos, porque no lo hacen de forma premeditada, simplemente cuando desean algo lo cogen sin que los demás lo noten. A pesar de que atraviesan por episodios de euforia, los individuos que padecen este trastorno no agreden a las personas para poder robar, siempre intentan pasar desapercibidos, sin hacer daño a nadie, situación que no ocurre con aquellos que han adquirido conductas viciosas y desadaptativas.
Generalmente los sujetos que sufren de esta patología tardan mucho tiempo en comentarle a algún allegado lo que le ocurre o en dirigirse a un psicólogo o terapeuta, debido a la falta de información que tienen con respecto a la enfermedad, lo que hace creer a los cleptómanos que serán juzgados como delincuentes si cuentan lo que les sucede. Por eso, es importante que si se tienen sospechas de que un amigo o familiar sufre de cleptomanía, se converse sobre el tema y se trate de transmitir confianza, para que la persona afectada pueda expresarse, lo que será el primer paso para buscar ayuda profesional.
Los cleptómanos se sienten incomprendidos por la sociedad, señalados y juzgados, lo que los lleva a esconder su condición, a no expresar sus emociones y a no buscar asistencia de un especialista que los ayude a solucionar el problema, sino que por el contrario ellos mismos intentan evitar estas conductas. En el 99% de los casos esa tentativa de autocontrol es insuficiente y se hace necesaria ayuda externa. Por ello, el aislamiento social es la principal consecuencia de la cleptomanía, lo que a su vez puede originar que los que la padecen adopten conductas adictivas, como consumir cigarrillos, sustancias ilícitas o se refugien en el alcoholismo.
En general los cleptómanos sufren de problemas financieros, legales y sobretodo emocionales, los cuales ocasionan que estos atraviesen por fuertes períodos de depresión y ansiedad, además de manifestar regularmente trastornos alimenticios y del sueño, que son producto del desorden de su estado de ánimo. Debido a ello, es común que las personas que padecen esta patología tengan pensamientos suicidas, por creer que el mundo estaría mejor sin ellos o que nadie los va a aceptar si se enteran de lo que hacen, y como no le ven solución a su condición, creen que lo mejor es acabar con su vida.
Aunque no hurtan cosas de valor ni lo hacen de manera planificada o con mala intención, muchos cleptómanos han sido descubiertos robando en tiendas y han tenido que enfrentar problemas legales. A veces este tipo de circunstancias puede ayudar a que la enfermedad sea diagnosticada y el sujeto sea tratado por un especialista, pero en la mayoría de los casos no es así, y una vez superado el proceso judicial, el individuo decae aún más emocionalmente y sigue sin poder controlar su obsesión por tomar lo que no le pertenece.
El tratamiento para la cleptomanía varía según las necesidades del paciente, pero los dos elementos que se utilizan normalmente son la psicoterapia y en algunos casos puede ser útil los fármacos de última generación que se utilizan en el tratamiento contra el abuso de alcohol y estupefacientes. La terapia cognitivo conductual se emplea para tratar la mayoría de las manías, debido a que abarca tanto el aspecto mental, en el cual se encuentra la idea compulsiva que se desea aminorar, como el comportamiento obsesivo que se requiere modificar, por lo que se tratan al mismo tiempo para obtener mejores resultados.
Entre las técnicas que se utilizan en la terapia cognitivo conductual para la cleptomanía, se encuentran:
Desensibilización sistemática: Este método consiste en llevar al paciente a un estado de relajación y consciencia, donde pueda imaginar con claridad escenarios hipotéticos que el psicólogo o terapeuta le presente, con el objetivo de ir descubriendo las sensaciones y emociones que el afectado siente cuando lo aborda el impulso de robar. De esta manera el psicólogo podrá mitigar los impulsos del cleptómano, evitando que este tome lo que no le pertenece.
Generalmente estas sesiones de terapia suelen ser muy difíciles de afrontar para los pacientes, porque visualizan de tal manera la situación que pueden llegar a experimentar emociones fuertes que los lleven al estado de euforia. Por ello, es sumamente importante que el psicólogo sepa cuando detenerse en cada sesión y poco a poco ir incrementando la intensidad.
Sensibilización encubierta o de aversión: Es similar a la desensibilización sistemática, porque el especialista también recrea circunstancias que el paciente debe enfrentar, sin embargo, en este método el psicólogo tiene la intención de destacar las consecuencias de las decisiones que toma el cleptómano durante el recorrido de la escena. De esta manera, poco a poco el paciente empieza a atravesar la fase de arrepentimiento antes de ejecutar el hurto, porque analiza el resultado de sus acciones y sabe que con ellas les causará daño a otros y a sí mismo.
En este tipo de terapias se pueden utilizar vídeos, imágenes y hasta equipos de realidad virtual, para que el paciente pueda pensar y sentir como lo haría si la situación planteada estuviese ocurriendo en su vida cotidiana. Durante el período de sesiones se espera que el afectado disminuya la cantidad de hurtos que comete, de esta manera se evaluará si es pertinente continuar sólo con las psicoterapias o si es necesario la prescripción de algún fármaco.
Terapia psicodinámica: Consiste en llevar al cleptómano a un estado de relajación en el cual pueda expresar sus pensamientos y emociones con total sinceridad, para así desprenderse de todos los sentimientos negativos que tiene reprimidos. Este tipo de terapia debe realizarse paralelamente a las antes mencionadas, pues la aplicación de las tres es lo que hará que el paciente pueda finalmente superar su patología.
Muchos cleptómanos evitan las terapias psicodinámicas, por no considerarlas importantes, pero es a través de este método que podrán perdonarse a sí mismos , consiguiendo borrar su pasado y comenzar una nueva etapa de la vida, libre de todos esos aspectos negativos que dificultan la fase de superación. Durante estos encuentros el especialista determina si el paciente padece de otras alteraciones, como la depresión y la ansiedad, y define cómo se llevará a cabo la continuidad del tratamiento para poder superar todas las patologías.
A pesar de que es poco común, existe la posibilidad de que se receten fármacos durante el tratamiento para la cleptomanía, sin embargo es importante destacar que la mayoría de estos son ansiolíticos o antidepresivos, que son prescritos cuando las consecuencias de esta patología han derivado graves episodios de ansiedad y depresión, los cuales pueden retrasar o perjudicar el avance que el paciente haya tenido durante las sesiones de psicoterapia.
No existe hasta ahora un tratamiento farmacológico específico para evitar o disminuir la cleptomanía, pues es una enfermedad que sólo puede superarse con mucha disposición por parte del afectado y ayuda profesional durante las sesiones de psicoterapia; aunque los estabilizadores de ánimo y los anticonvulsivos, pueden controlar los impulsos maníacos por ciertos períodos de tiempo. Actualización: Un reciente estudio abalado por biological psychiatry journal y Grant quien dirigió el estudio, nos rebela que la naltrexona, utilizada para el tratamiento de abuso con drogas y alcohol, es eficaz para el tratamiento de la cleptomanía debido a que reduce la tendencia al robo y permite que el paciente recapacite y entienda sus actos negativos y su repercusión en los demás.
La cleptomanía es una de las manías más difíciles de sobrellevar, porque no solo afecta la vida de quien la padece, sino también a todos los que le rodean. Cuando los allegados y familiares empiezan a notar que hay objetos que faltan en su casa, bolso o cartera, después de haber estado con alguna persona, empiezan a dudar de su confianza y a alejarse, lo que causa graves problemas emocionales en el cleptómano, que a pesar de que quiere dejar de hurtar y rescatar sus relaciones interpersonales, siente que no puede hacerlo.
Confesar lo que hacen significa un riesgo para los que sufren esta manía, porque creen que serán acusados por todo lo que han hurtado y que las personas los van a rechazar aún más, no ven posible que alguien los pueda comprender y ayudar a sobrellevar la situación. Psicólogos y psicoterapeutas argumentan que si socialmente se conociera mejor en qué consiste esta patología y no se asociara a hechos vandálicos, los cleptómanos podrían manifestarse libremente, lo que aumentaría la probabilidad de que devuelvan lo que no les pertenece, cuando lleguen a la fase del arrepentimiento.
Si se tienen sospechas de que alguien de la familia es cleptómano, es importante que sus parientes no lo aíslen, por el contrario, hay que acercarse para interactuar con el afectado y así poder oír sus comentarios acerca del problema que está viviendo y cómo le afecta en su día a día. Esta es la única manera de evitar que la persona maniática sufra las graves consecuencias de su enfermedad. En el entorno familiar se deben evitar las acusaciones y fomentar la idea de que si se confía en el cleptómano, a pesar de su condición, este devolverá aquello que ha tomado sin permiso y se arrepentirá de lo que ha hecho, porque en realidad no es un ladrón que roba por beneficios materiales o para enriquecerse, sino que sufre de un impulso que tiene que aprender a controlar mediante el tratamiento médico y la ayuda de un especialista.
Es importante que las personas se informen más sobre esta enfermedad y sobre muchas otras que se incluyen dentro de los trastornos mentales, porque diariamente los individuos que padecen patologías como las manías, se encuentran expuestos a situaciones vergonzosas e incómodas, debido a la falta de conocimiento que se tiene al respecto. Las alteraciones de la psique se convierten en enfermedades que no son consideradas graves por la sociedad, ya que en su mayoría no afectan a un órgano del cuerpo que al detenerse pueda causar la muerte, sin embargo, la perturbación que sienten los pacientes de estas patologías a nivel emocional también es sumamente delicada, y es necesario comprenderlos y brindarles una mano amiga.