Cuando un niño finaliza sus vacaciones y regresa a escuela, experimenta cambios y reacciones que motivan a adoptar ciertas conductas. Es precisamente la reincorporación de las actividades académicas las que eventualmente coinciden con un síndrome llamado estrés postvacacional en niños, sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud, el síndrome de estrés postvacacional no representa una enfermedad.
El inicio de la escuela tras vacaciones, es un proceso que se vive todos los años de distintas maneras, debido a que a medida que el niño va creciendo, su personalidad va cambiando y los retos o responsabilidades que debe asumir son más grandes con el paso del tiempo. Se trata de una etapa dura porque el infante tiene que afrontar la incertidumbre de conocer compañeros, asistir a nuevas clases y cursar materias con otros profesores, es decir, situaciones que lo sacan de su estado de confort.
Entre sus causas, podemos mencionar que el estrés postvacacional en niños se produce por problemas en el período de adaptación durante sus primeros días en la escuela, este escenario desencadena malestares que pueden conllevar a trastornos psicológicos o enfermedades biológicas a causa del estrés.
Este síndrome afecta tanto a los niños como a los padres, debido a que en el hogar se genera una atmósfera llena de estrés y tensión. Los síntomas más comunes van desde reacciones nerviosas, insomnio, decaimiento, ansiedad, náuseas, vómitos, depresión, problemas para concentrarse, irritabilidad y todo tipo de temperamentos volátiles.
Por otra parte, los padres deben ser muy cuidadosos con la interpretación de los síntomas, por ejemplo, si un niño se siente nervioso y tiene problemas para dormir un día antes de asistir a su primer día de clases, puede relacionarse con la emoción o la ilusión de regresar a su colegio y no compartir con sus compañeros. En efecto, este comportamiento solo podrá tener lugar en caso de que el niño se sienta cómo o feliz en su casa de estudios, de cierto modo, para prevenir el estrés postvacacional en niños se deben considerar algunos aspectos desde sus primeros años académicos.
Estos indicadores, que evidencian cambios en la conducta de los niños, permite a los padres o educadores detectar este síndrome y así poder ayudarles mediante el diálogo y, en casos más graves, ser derivados a un psicólogo que podrá intervenir mediante técnicas específicas en estas situaciones. Estas acciones permitirán que la adaptación del menor sea un proceso más sencillo de afrontar.
Una de las cosas que deben tener en cuenta es transmitir una actitud positiva frente a la actividad académica. Es normal que al principio la adaptación se torne complicada, pero si esa situación permanece más de 10 días, será momento de acudir a un psicólogo.
Los padres deben recordar que cada niño es diferente, por tanto, la personalidad de cada uno se adapta a las situaciones de manera distinta, sin embargo, estos son los consejos generales que pueden seguir los padres:
- Para evitar el impacto del inicio de clases después de unos meses de descanso, es pertinente que los padres comiencen a implementar la rutina de forma progresiva con dos semanas de anticipación a las clases, por ejemplo: introducir los horarios correspondientes a la hora de dormir y de levantarse, de modo que vayan acondicionando su cuerpo a la rutina escolar.
- Los padres deben observar cuidadosamente la conducta de los niños, de modo que tengan una idea clara de aquello que deben modificar en su comportamiento.
- Es importante que el niño tenga establecida una rutina, por ejemplo: levantarse, desayunar, bañarse, hacer actividades extracurriculares y dormir.
- Es indispensable que los padres reconozcan el esfuerzo de sus hijos cuando hacen algo bien, así reforzarán su buen comportamiento y permitirá que entiendan que cumplir con las responsabilidades trae recompensas personales.
- Es tarea de los padres conversar con sus hijos sobre el beneficio de iniciar las actividades escolares, para ello deben resaltar la emoción de reencontrarse con los compañeros e intercambiar experiencias sobre las vacaciones.
- Es importante que los padres ayuden a sus hijos a identificar las emociones, saber qué sienten y la razón por la cual se sienten así, al mismo tiempo, el joven debe desarrollar la posibilidad de hacerse preguntas que le motiven a sentirse mejor. En otras palabras, los niños deben aprender a administrar o controlar sus emociones con estrategias
- Otro punto a considerar, es que los padres deben despedirse de sus hijos con un tono de voz positivo, motivándolos a asistir a la escuela. De ninguna manera puede manifestar un sentimiento de angustia o miedo, porque los niños relacionarán el sentimiento con el colegio. Mientras los niños son más pequeños, el proceso de adaptación es más complejo, debido a que los cambios les afectan más.
- Los padres deben ser puntuales al momento de buscar al niño cuando finalizan las clases, puesto que eso reforzará la confianza en ellos mismos sin tener la incertidumbre de no saber a qué hora podrán regresar a sus casas.
- Es un error decirle a sus hijos al regresar a la escuela enunciados como “ya se acabaron tus días de descanso” o cualquier otra frase que refleje un aspecto negativo relacionado con el colegio.
- Es indispensable que los padres le expresen constantemente a sus hijos la importancia y la finalidad de asistir al colegio, así como de aprender cosas nuevas todos los días.
- Una buena idea es repasar con los niños los temas vistos en la escuela, de modo que activen la memoria y lleguen con una base del contenido trabajado el año anterior.
- Los padres tendrán que conversar con sus hijos cuando lleguen de la escuela, preguntándoles sobre su día, sobre su opinión respecto a los nuevos cambios, para que el infante se sienta libre de expresar lo que le gusta y lo que le disgusta o incomoda. En otras palabras, los padres deben convertirse en una especie de cómplices con sus hijos.
- Es recomendable que los mismos niños sean responsables e independientes a la hora de escoger el material académico que usarán en la escuela. Esta acción, aunque parezca algo sin importancia, permite que el niño se sienta indispensable en el proceso de adaptación al nuevo año escolar.
Los profesionales que están encargados de intervenir en el proceso de recuperación, son principalmente los psicólogos infantiles, puesto que ellos realizan evaluaciones al niño para detectar los síntomas en el contexto independiente de cada uno y estructurará un tratamiento. Así, el niño podrá adaptarse a su rutina escolar. Las terapias más aplicadas en estos casos son: la terapia cognitivo-conductual y psicoterapia. En el proceso de recuperación, la actitud de los padres es un elemento fundamental, deben ser pacientes y comprensivos sin caer en el exceso de permisividad.