¿Qué es el Phubbing?
Proveniente de las palabras aglosajonas, “phone” (teléfono) y “snubbing” (menospreciar), Phubbing es el término usado por Alex Haigh para catalogar la práctica en la que un individuo ignora a otras personas al estar demasiado ensimismado en el uso del teléfono celular. Haigh comenzó a utilizar esta palabra a raíz del movimiento que él mismo promueve, en oposición a la preferencia del móvil por encima de la interacción con otros, con el fin de crear conciencia sobre las repercusiones y problemas que puede generar esta costumbre tan común en la actualidad.
El phubbing es un hábito que interfiere con las relaciones interpersonales por la tendencia de utilizar de manera constante el móvil ya sea para revisar las redes sociales, las aplicaciones o mantenerse en contacto con quienes no están presentes, antes que con quienes sí lo están. El phubbing puede ocurrir en cualquier momento; durante una fiesta, en una reunión en casa, en el trabajo, en medio de una clase, al conducir, en una cita romántica; incluso hay quienes son capaces de revisar el teléfono celular mientras mantienen contacto íntimo con su pareja.
Ciertamente, los teléfonos inteligentes son hoy en día herramientas útiles y necesarias para realizar actividades cotidianas; sin embargo, es su uso desenfrenado y la sensación de que son artefactos imprescindibles lo que hace que las personas tengan mayor interés en sus celulares que en la interacción con quienes se encuentran a su alrededor. Esto genera una cultura adicta a los móviles inteligentes que promueve las relaciones sociales y la creación de vínculos emotivos a través de pequeñas pantallas de mano, antes que las conversaciones frontales y los momentos de diversión entre familiares o amigos.
Los teléfonos no son aparatos nocivos ni dañinos sino instrumentos que facilitan actividades rutinarias y cuyo primer fin es mantener el contacto con otros. Lo que es perjudicial es su uso inadecuado, producto de la mala educación con respecto a los móviles, pues no se enseña que si bien son herramientas útiles, no son imprescindibles ni son capaces de suplantar el valor de los vínculos sociales que se forman con el trato de persona a persona.
Con el auge del internet y las tecnologías cada vez más avanzadas se han desarrollado también nuevas tendencias y trastornos, entre los que se destaca la “nomofobia” mejor conocida como el miedo irracional que produce el estar sin teléfono celular, causando ansiedad por haber perdido el dispositivo (ya sea por robo o por que la persona no lo encuentre) por no tener carga, no tener señal o incluso no tener acceso a internet. Esta fobia podría derivarse de una primera fase determinada por el phubbing, pasando desde la necesidad constante de revisar el móvil a la espera de un mensaje o una notificación incluso sin estar esperando ningún aviso importante hasta la sensación de pánico por no tener acceso al dispositivo móvil.
Sin embargo, el phubbing no ha sido reconocido en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), ni por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una patología de alto nivel similar a otras adicciones a sustancias químicas o a los juegos de azar, conocida como ludopatía. Por lo tanto, no tiene ninguna calificación como trastorno o síndrome, si bien se puede considerar una práctica adictiva con ciertas consecuencias en la persona, la mayoría de tipo personal, social y emocional, de modo que a pesar de no estar recogida en ningún tipo de manual al no ser una adicción tan evidente ni con efectos nocivos inmediatos como sí los tienen las sustancias químicas, aun son muchos los casos de personas que asisten a profesionales en psicología y psiquiatría en busca de ayuda para reducir o disminuir el uso compulsivo del celular.
En la actualidad, los teléfonos inteligentes se utilizan desde edades muy tempranas, pudiendo ver niños de incluso 8 o 9 años con este tipo de celulares. Aunado a ello, también son los adolescentes los participantes principales de la práctica, siendo también los protagonistas de la mayoría de los casos que se acercan a psicólogos y terapeutas para tratar su dependencia al teléfono móvil.
La necesidad de revisar constantemente las notificaciones en el teléfono celular podría venir del temor de “perderse de algo”, algo que sucede en el mundo virtual, la inmediatez de las noticias (sean noticias dentro del entorno de amistades o del mundo entero) o del desconectarse de su círculo social. En realidad, lo que se pierde la persona es del momento real, el momento tangible. Mas hay que recordar que quien está inmerso en una red, precisamente se encuentra sumergido dentro de una sociedad, aquella que ha establecido como prioridad y quienes son las principales personas con las cuales interactúa.
Aunque no se ha determinado causas exactas, es común que el phubbing se vea relacionado con la falta de atención y la necesidad de afecto que siente la persona que lo practica. En el fondo, la situación podría no tratarse simplemente de una adicción a las redes, sino a la sensación que tiene el individuo de ser tomado en cuenta, el alivio emocional que experimenta al ser respondido, comentado o recibir un “me gusta”. En las redes, las personas pueden conseguir con mayor facilidad la solidaridad de otros y establecer vínculos y conexiones por aspectos en común. Esto los lleva a ensimismarse en el mundo que han construido, a veces más comprensivo y agradable que el mundo real.
Aunado a ello, las facilidades que otorgan los smartphones, lo mucho que simplifican muchas actividades cotidianas y su portabilidad, son factores que ayudan a que la adicción por ellos aumente, siendo utilizados los dispositivos en cualquier espacio; en la cama antes de dormir o al levantarse, en el baño, al momento de cocinar, al conducir un auto o en cualquier otra actividad. Tal es el caso, que con frecuencia ocurre que las personas duermen con sus teléfonos a un lado y lo revisan inmediatamente al levantarse; el teléfono pasa a estar en un primer lugar antes de cualquier otra necesidad fisiológica como ir al baño, desayunar o cepillarse. Esto debido a que es una distracción cómoda; no hay ningún esfuerzo mayor que simplemente tomar el teléfono y manipularlo con los dedos.
Otros elementos que pueden reforzar el phubbing son la dificultad de autocontrol, es decir, la incapacidad de contener el impulso de revisar el teléfono y anteponerlo ante cualquier otra actividad más importante; la poca o nula habilidad social, la adicción al trabajo o al estudio y la imitación del otro. El hecho de que sea una práctica cada vez más común, tiene el efecto de dar a entender que es algo “normal” y que no tiene nada de perjudicial por lo que resulta sencillo volverse parte de la tendencia. Pero en realidad, sí que ocasiona varios problemas, como el posponer la realidad, olvidar la interacción interpersonal de persona a persona y el crear vínculos con ellas, inclusive perder los que ya existen con personas importantes en nuestras vidas, como familiares o amigos. En las parejas, puede afectar la comunicación, la relación íntima y el establecimiento de metas y objetivos en común, es decir, perjudica la creación de vínculos y lazos con el otro.
El phubbing, como adicción, puede ocasionar problemas de salud, tales como ansiedad, trastornos de sueño, problemas de aprendizaje y concentración, aislamiento de la realidad, ensimismamiento, fatiga crónica e incluso depresión, al perder motivación para enfrentar la realidad y preferir pasar el tiempo utilizando el móvil entre aplicaciones, juegos y redes sociales.
El uso prolongado del teléfono celular puede acarrear otros efectos físicos, como afecciones en el cuello y la columna, desarrollando cuello estático, que ocurre cuando la curva natural del cuello se rectifica y éste pierde movilidad; esto puede causar curvaturas musculares en el cuello o los hombros y perjudicar la circulación de la sangre, lo que daría lugar a dolores de cabeza, mareos o la sensación de vértigo.
Para que una persona incurra en el phubbing, no basta con sencillamente revisar el celular con frecuencia, sino que debe ser una práctica obsesiva. Ignorar al otro por concentrarse en el celular, fingir prestar atención a alguien en la realidad mientras se revisan las conversaciones virtuales o aprovechar cualquier momento libre para revisar las redes, pueden ser algunos indicios de adicción, pero para ser considerada como tal, estas acciones deben ser llevadas a cabo con insistencia, de manera impulsiva y no controlada. Quienes inciden en esta práctica no solo revisan sus aplicaciones en sus momentos libres, sino que lo hacen incluso por encima de sus obligaciones y responsabilidades; tampoco ignoran al otro a propósito, pero les resulta imposible controlar su necesidad de revisar las notificaciones en el móvil. Otros de los síntomas identificables de los adictos a los celulares son los siguientes:
En resumen, cualquier situación en la que el teléfono inteligente se vuelva una prioridad y resulte más importante que lo que se está haciendo en el momento, es sinónimo de que se comete phubbing y se convierte en un adicto al móvil.
Aunque no se considere el phubbing como un trastorno ni como una adicción de alto nivel y la Asociación Americana de Psiquiatría no ha dicho nada al respecto, sí es una práctica que no solo genera continuamente una influencia negativa en las relaciones sociales cara a cara, sino que también puede ocasionar problemas emocionales y de productividad a quien la aplica, por lo que es importante ser consciente de ella y tomar medidas que le den el valor que merecen las interacciones interpersonales. Algunas acciones que pueden ayudar a controlar el impulso de utilizar el teléfono celular e incurrir en el phubbing son las siguientes: