Es frecuente confundir el termino antisocial y atribuirlo a cualquier persona que no se sienta perteneciente a un contexto social, que sea retraído o que simplemente se aísle de los grupos, en realidad cuando mencionamos estas características no nos estamos refiriendo al trastorno antisocial de la personalidad sino a un rasgo de la personalidad asocial o introversión. Durante muchos años el termino antisocial ha sido utilizado de una manera errónea por el mismo contexto social, actualmente los psicólogos y los manuales de criterios diagnósticos de la personalidad, le han dado una mayor importancia a definir de una mejor manera los diferentes trastornos con sus respectivos síntomas y criterios.
El trastorno antisocial de la personalidad era conocido anteriormente como sociopatia, un término que podría resultar un tanto familiar y es que el mismo era implementado para todas aquellas personas que no compartían una empatía social como la mayoría deberían hacerlo, un claro ejemplo eran los adolescentes anarquistas que se sentían participantes de una pandilla o grupo social, al momento de realizar acto de vandalismo contra las propiedades y normas sociales.
Ahora que sabemos de donde proviene el termino antisocial, la siguiente pregunta que nos formulamos es ¿Qué son los trastornos de personalidad? Y para ello es necesario que continúes leyendo y así profundizar más en el tema de los trastornos de personalidad y cuáles son las características de las personas con trastorno antisocial.
Antes de comenzar a desglosar las características y la definición completa del trastorno de personalidad antisocial, debemos comprender que es un trastorno de la personalidad y cuáles son sus criterios diagnósticos para determinar si una persona la sufre o no. Para comenzar debemos definir que es la personalidad, y como bien sabemos son todos aquellos rasgos que nos diferencias de otras personas, podríamos mencionar nuestro carácter, emociones, composición fisiológica, inteligencia, temperamento y motivación, ciertamente no existe nadie igual a otro, pero existen normas sociales que somos capaces de respetar para llegar a una convivencia plena y armoniosa entre los seres humanos.
Entonces al determinar que una persona sufre de un trastorno de personalidad, el mismo debe presentar ciertos síntomas que no son comunes y atentan contra la personalidad del individuo o de los demás, según el DMS-IV (manual del criterio diagnóstico de los trastornos mentales) menciona que todos los trastornos de personalidad pertenecen al eje II de los trastornos mentales, y son definidos como toda perturbación de las características de la personalidad mencionadas anteriormente.
Dentro de los trastornos de personalidad que se incluyen en el manual tenemos:
Todos estos trastornos de la personalidad se encuentran registrados en el DSM-IV con sus respectivos criterios y características para la adecuada comprensión y diagnóstico exacto de cualquier trastorno del Eje II de los trastornos mentales.
Ahora llegando al punto del trastorno antisocial de la personalidad, podemos definir el mismo como una alteración de la personalidad que se hace presente en el individuo a partir de los 18 años de edad, en donde el mismo es incapaz de sentir remordimiento por las normas, leyes, propiedad o vida ajena. Solo con el fin de complacer sus propias necesidades es capaz de cometer actos delictivos aun sabiendo que representa un mal acto por parte de él.
Es necesario puntualizar que para ser diagnosticado con trastorno antisocial, la persona debe ser mayor de 18 años de edad, pues se han visualizado los mismos síntomas en personas menores a 15 años de edad y en este caso es categorizado dentro de los trastorno de conducta bajo el termino de trastorno disocial y solo puede ser diagnosticado en jóvenes menores de 18 años.
Los criterios estadísticos de las características de las personas que sufren de trastorno antisocial de la personalidad se basan en el DSM-IV y el CIE-10, sin embargo, los dos manuales coinciden en diversas características que presentan las personas que sufren de este trastorno de la personalidad, a continuación presentamos las características más importantes:
Irresponsabilidad: tanto en el trastorno de conducta disocial en los niños como en los adultos luego de los 18 años de edad, se presenta la irresponsabilidad ante las normas, tareas en el hogar, a nivel académico y laboral, estas personas tienden a pasar por alto cualquier nivel de responsabilidad que tengan en su vida, inclusive cumplir con una relación amorosa o de amistad, esto conlleva a la siguiente característica.
Pocas habilidades sociales e interpersonales: aunque parezca obvio en este trastorno las personas con trastorno antisocial no tienen una excelente relación con sus allegados, familiares o parejas, creen que su forma de actuar (antisocial) es la mejor aun sabiendo que pueden actuar y cumplir sus propósitos de una manera diferente (más sociable). Por ejemplo: prefieren robar dinero de la cartera de su madre que simplemente pedirlo, la sensación de culpa o inferioridad ante las normas sociales representan una inconformidad para las personas con este trastorno de la personalidad.
Se niegan rotundamente a cooperar: como ya mencionamos anteriormente, el hecho de comunicarse, dialogar, llegar a acuerdos o simplemente cooperar, es en sí una falta grave para su propia personalidad, prefieren que las cosas se hagan de la manera en que ellos esperan que se realice y de la misma forma esperan que los demás se humillen ante las decisiones tomadas por ellos.
Siempre tienen la razón: uno de los pensamientos distorsionados de mayor frecuencia es el tener razón, esto imposibilita el hecho de poder empatizar con los demás para sentir o comprender los sentimientos ajenos.
Se perciben así mismos como superiores: su percepción personal va mucho más allá de solo verse como una persona llevada por la sociedad y las normas, se muestran reflejados como personas demasiado inteligentes y acorralados por las circunstancias sociales, en términos generales piensan que existen en un mundo de mediocres y personas inferiores a ellos mismos.
Lo que sucede es culpa de otros: juntando todas las características anteriores, las personas antisociales son capaces de culpabilizar al entorno de las cosas que no salen como ellos desean, pues su misma percepción de sí mismos no les permite aceptar que todo gira alrededor de su propia conducta antisocial.
No presentan proyectos a largo plazo: esto se asocia con el hecho de esperar algo a cambio de un buen comportamiento o del cumplimiento de una tarea específica, prefieren lo fácil y rápido, de aquí vienen los actos delictivos como el hurto, robo, violaciones, entre otros.
Sus emociones predominantes son la ira y la frustración: prefieren mostrarse así mismos como malos, enfadados, obstinados y rabiosos, de esta manera tendrán una disposición casi inmediata del entorno para satisfacer sus necesidades, se asocia con el síndrome Bullying por mostrar rasgos abusivos en ciertas ocasiones para lograr su objetivo, el ejemplo claro es cuando observamos en las películas el joven que le quita el almuerzo o el dinero al chico que parece ser más débil.
Son capaces de asimilar su pasado para justificarse: hablar de lo mal que les ha ido en la vida, y las culpas que tienen los demás de su conducta parece ser el mecanismo de defensa más utilizado por individuos antisociales. Culpar a los padres, enemigos, hermanos, policías, autoridades, tiende a ser común en las personas con trastorno antisocial, debido a que el individuo es incapaz de ver que todo es parte de las consecuencias de su propia conducta.
Falta de confianza y venganza recurrente: las personas con trastorno antisocial de la personalidad prefieren mantenerse bajo perfil, esta situación dificulta un poco el abordaje con pedagogos, psicólogos o médicos, ya que el pensamiento recurrente de las personas con este trastorno de la personalidad, es que las personas que están ahí, están para dañarles u obligarlos a hacer algo que no desean hacer.
Consumo de sustancias psicotrópicas: esto puede estar relacionado con lo que hemos mencionado anteriormente de ir en contra de las normas sociales, las personas con trastorno antisocial de la personalidad son capaces de consumir cualquier droga con el fin de sentir que van en contra de un sistema social y que nadie puede decirles que hacer, esto va aunado al hecho de sentirse más dominantes y estar bajo efectos de sustancias estupefacientes.
Entre otras características, el individuo con trastorno antisocial siente miedo por las conductas que puedan tener contra él aquellas personas no tan allegadas como sus familiares y amigos, nos referimos a los adversarios, policías, pandillas, entre otros. Por las conductas que normalmente presentan estas personas tienden a tener muchos enemigos y con el paso del tiempo se verán involucrados en peleas, disturbios y en los peores casos la prisión o la muerte.
Anteriormente nos hemos encargado de definir y clasificar las características del trastorno antisocial de la personalidad, sin embargo muchas personas pueden presentar dichas características por motivos que no se asocian a una enfermedad mental, sino que las mismas estén más relacionadas a la presión social, veamos un ejemplo donde María ha hecho nuevos amigos, estos la convencen de robar algo de una casa para poder estar en el grupo, por el hecho de no perder la oportunidad de pertenecer al nuevo grupo de amigos María entra a la casa y se lleva un collar de perlas que ha conseguido en una habitación.
Quizás el ejemplo anterior parezca sacado de una película, pero la realidad se parece mucho a esta historia de María, pues ella no es diagnosticada con trastorno antisocial, es solo el modelamiento y la aceptación de su nuevo grupo de amigos lo que la motivo a cometer un acto delictivo. Es por ello que los manuales de criterios diagnósticos especifican claramente que dicho trastorno debe ser elaborado por un profesional de la salud mental (psicólogo o psiquiatra) con el fin de establecer científicamente instrumentos de medición que atribuyan la conducta antisocial en las personas sometidas a las pruebas.
La asociación Americana de Psicología (APA) ha colaborado con la elaboración del manual estadístico de los trastornos mentales DSM-IV en donde se especifica los criterios que se deben cumplir para diagnosticar a una persona con trastorno antisocial, a continuamos presentamos dichos criterios.
A.- Es necesario puntualizar un patrón de desprecio y violación de los derechos por los demás que se presentan a partir de los 15 años de edad, como lo indican tres o más de los siguientes criterios.
En este primer aspecto es necesario que el psicólogo diagnostique que los comportamientos antisociales se hagan presentes antes de los 18 años de edad y que cumplan con los criterios que mencionamos a continuación.
1.- fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención
En este primer criterio nos encontramos con conductas que puedan ser sancionados por la ley, entre las más frecuentes se encuentra la violación, destrucción de bienes ajenos, agresión física o verbal, robo, hurto y acoso. En cualquiera de estas conductas es necesario puntualizar que cumple con el criterio número 1 de la sección A.
2.- deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros para obtener un beneficio personal o por placer.
Los antisociales mienten frecuentemente para escapar de los conflictos que puedan tener con la autoridad, los falsos testimonios pueden llevar a actos delictivos.
3.-impulsividad o incapacidad por planificar el futuro.
En este criterio la persona no es capaz de pensar en las consecuencias de sus actos ni planificar una mejora para su futuro próximo, tiende a actuar de manera impulsiva y apresurada según sus propias necesidades.
4.- irritabilidad y agresividad, indicados por peleas repetidas o agresiones.
Sus respuestas tienden a ser causas de frustraciones por no lograr sus cometidos, es por ello que se crean conflictos que terminan en peleas, discusiones y agresiones físicas o verbales.
5.- despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás.
El termino empatía no figura en sus cogniciones, las personas con trastorno antisocial piensan muy poco en las consecuencias que sus actos pueden ocasionar en los demás, muchas veces en sus propios familiares y amigos así como en él mismo.
6.-irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un trabajo con constancia o de hacerse cargo de obligaciones económicas.
La inconstancia es clara en el trastorno antisocial, hacerse cargo de una responsabilidad que beneficie a otros y a él mismo no es una opción viable, por ende termina desertando y abandonando cualquier responsabilidad que se le atribuya.
7.- falta de remordimientos, tales como lo indica la indiferencia o la justificación del haber dañado, maltratado o robado a otros.
No reconoce el daño que les ha provocado a otros, porque no es capaz de sentir ninguna emoción que lo haga sentir culpable y en defensa es capaz de culpar a otros.
B.- El sujeto tiene al menos 18 años de edad.
Para ser diagnosticado con trastorno antisocial la persona debe ser mayor de edad (18 años) en caso contrario que tenga una edad por debajo de la mencionada será diagnosticado con trastorno disocial de la conducta.
C.- Existen pruebas de un trastorno disocial que comienza ante la edad de 15 años.
Es muy frecuente que los comportamientos mencionados anteriormente se hagan presente apartir de los 15 años de edad, es decir que ha presentado conductas disociales.
D.- El comportamiento antisocial no aparece exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia o un episodio maniaco.
Todos los comportamientos de agresión y falta de responsabilidad no son consecuencias de otros trastornos mentales como es el caso de la esquizofrenia o episodios de manía o hipomanía.
Al cumplir con la mayoría de estos criterios se puede diagnosticar al paciente con trastorno antisocial de la personalidad, estos criterios son exactos y tienden a ser modificados en actualizaciones posteriores del DSM-IV actualmente elaborado el DSM-V.
A parte del DSM-IV como guía o manual para determinar el trastorno mental en una persona, existe el CIE-10 que es avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y recomendado internacionalmente por la misma, aquí podemos observar otros criterios que se asemejan mucho pero tienden a variar de acuerdo con el evaluador. El CIE-10 contempla las siguientes características para el diagnóstico del trastorno disocial (antisocial).
Se trata de un trastorno de personalidad que, normalmente, llama la atención debido a la gran disparidad entre las normas sociales prevalecientes y su comportamiento; está caracterizado por:
A.- Cruel despreocupación por los sentimientos de los demás y falta de capacidad de empatía.
B.- Actitud marcada y persistente de irresponsabilidad y despreocupación por las normas, reglas y obligaciones sociales.
C.- Incapacidad para mantener relaciones interpersonales duraderas.
D.- Muy baja tolerancia a la frustración o bajo umbral para descargas de agresividad, dando incluso lugar a un comportamiento violento.
E.- Incapacidad para sentir culpa y aprender de la experiencia, en particular del castigo.
F.- Marcada predisposición a culpar a los demás o a ofrecer racionalizaciones verosímiles del comportamiento conflictivo.
Ya especificado con anterioridad el trastorno antisocial, debemos colocar en tela de juicio como el mismo es capaz de alterar vínculos emocionales, vivenciales y comunicacionales en el hogar, trabajo y sociedad en general, pues dicho trastorno trae consigo consecuencias que no solo afectan a las personas que la padecen sino también a sus allegados.
En varios estudios estadísticos se ha comprobado que el índice de personas que sufren de trastorno antisocial suelen ser en su mayoría del sexo masculino, para especificar aún más la fuente, los estudios fueron realizados en países como Estados Unidos, Noruega y el Reino Unido llevando a cabo entrevistas estructuradas del DSM-II, DSM-III y DSM-IV de acuerdo a la época de aplicación.
Veamos entonces como el trastorno antisocial de la personalidad puede afectar considerablemente el contexto en el que se desenvuelve la persona afectada.
En el entorno familiar: los factores genéticos y el modelamiento social de la familia tiene mucho que ver en el desarrollo del trastorno antisocial, pues se puede inferir que el entorno familiar juega un papel principal en la evolución de cada niño, si este posee una crianza bajo los ideales de agresividad, frustración e ira, lo más probable es que el niño comience a desarrollar los mismos rasgos que observa en su casa.
En cuanto a las consecuencias que se muestran presentes en el hogar, se puede manifestar:
Todas estas características son consecuencias del trastorno antisocial dentro del núcleo familiar, lo que conlleva en estados más desarrollados al abandono del hogar, utilización de fármacos, peleas constantes, entre otras.
En el entorno laboral: anteriormente habíamos hablado sobre el incumplimiento de las normas de las personas que sufren de este trastorno, pues solo debemos concretar dicha característica en el trabajo. Por lo general las personas antisociales prefieren obtener dinero y bienes materiales de manera fácil y rápida, lo que puede llevar a cometer delitos como hurto o robo a otras personas, es importante acotar que en otros casos de menor intensidad, las personas antisociales tienden solo a robar a personas que conocen o son allegadas para lograr satisfacer sus propias necesidades, como comprar alcohol, drogas, cigarrillos u otras dependencias que haya desarrollado con el tiempo.
Es por ello que mantenerse en un trabajo honesto con una paga considerable por su esfuerzo, los adentra en el mundo social donde prefieren estar lejos del sistema, para no tener que humillarse para lograr lo que merecen o necesitan, es tal el caso de la persona que no dura más de 3 meses en un puesto de trabajo y termina yéndose del mismo bajo las peores condiciones, como peleas con compañeros de trabajo, insultando a los jefes, rompiendo objetos como pueden ser material de oficina, ordenadores, maquinaria, entre otras cosas.
En el entorno social: aunque las personas antisociales como su nombre lo describe van en contra de las normas aplicadas en la sociedad, se pueden sentir identificados con otros individuos que compartan sus mismos ideales o pensamientos, veamos el caso de las pandillas, grupos urbanos, entre otros, que solo buscan pasar un buen momento para ellos sin importarle lo que puedan hacer sentir a los demás.
En este apartado es importante acotar que las personas con trastorno antisocial son muy selectivos en cuanto a sus amistades y no suelen ser muy duraderas por el mismo motivo que los aleja de poder interrelacionarse con otros, por lo general se convierten en rivales o simplemente existe uno del grupo que es más sumiso que los demás, permitiendo la humillación del resto.
En el entorno escolar: como es de esperarse en estos casos, el interés por asistir a la escuela y obtener conocimientos académicos no se muestra presente en los antisociales, realmente disfrutan el hecho de mostrar su presencia como personajes fuera de la complacencia escolar, sin embargo su asistencia en las instituciones puede resultarles agradable para someter a otros compañeros de clases a realizar actividades de mal gusto, robarles dinero, golpearlos, entre otras agresiones físicas, psicológicas y verbales.
Dentro de los tratamientos para mejorar las condiciones del trastorno de personalidad antisocial se encuentran varios, como la psicoterapia individual, intervención familiar, terapias grupales y la medicación, en casos más graves el trabajo multidisciplinario entre los psicólogos y psiquiatras es necesario para disminuir los niveles de agresividad en los pacientes. Veamos en que consiste cada uno de los tratamientos mencionados anteriormente.
Psicoterapia individual: es muy complicado llegar a este punto con el consentimiento del paciente antisocial, pues por su misma condición es incapaz de aceptar que necesita ayuda y mucho menos asistir a la misma, es por ello que este tratamiento individual se da en muchos casos por exigencia de la justicia como condición de libertad en casa o por obligación de los padres, la psicoterapia individual ayuda a la persona a darse cuenta que sus pensamientos no son del todo válidos y que sus conductas son sucesoras de dichos pensamientos, el proceso suele ser extenso, pero todo dependiendo de la confianza y el progreso que tenga el terapeuta con el paciente.
Intervención familiar o terapia familiar: es conocida por tener gran impacto en el individuo, donde todos los integrantes de la familia en conjunto con el psicólogo o terapeuta le hacen demostrar al paciente lo mucho que afectan sus comportamientos a la dinámica familiar, deteriorando la misma y generando impotencia por todos sus familiares, pues expresan emociones y sentimientos que quizás la persona no había tomado en consideración con anterioridad. La efectividad de esta terapia en familia depende de igual forma de los integrantes del núcleo familiar, en muchas situaciones su participación debe ser corregida y asesorada por el psicólogo para no crear mayores daños en las cogniciones del paciente.
Psicoterapia grupal o terapia de grupos: es una forma de abordaje un tanto parecida a la familiar, solo que en este caso los participantes cumplen con una o más características en común, desde cometer algún delito hasta solamente haber golpeado a alguien, es entonces donde un facilitador (terapeuta) se encargará de dirigir los grupos con el fin de ir mejorando la comunicación y demostrando que se puede dialogar sin necesidad de la agresión o ira.
Medicación o psicofármacos: este tipo de tratamiento se sale de las manos de los psicólogos grupales o individuales, dándole su importancia al gremio médico en trabajar conjuntamente para disminuir los niveles de irritabilidad y frustración en los pacientes con conductas antisociales. Los medicamentos conocidos como antipsicóticos suelen tener un efecto positivo en el control de las emociones mencionadas, sin embargo el abordaje psicológico ayudará al paciente a comprender su comportamiento e ir disminuyendo el consumo del fármaco para evitar la adicción al mismo.
Recomendaciones para convivir con una persona que sufre trastorno antisocial de la personalidad.
Las recomendaciones pueden llegar a ser repetitivas, pero nunca están de más para tener esa ayuda que muchos desean, para así mejorar la calidad de vida tanto de los pacientes como de los familiares y allegados de los mismos, en primer lugar es necesario saber que ante un delito de carácter mayor como asesinato o violación la responsabilidad recae sobre los familiares, amigos y conocedores del suceso, pues sin represión alguna ante estos actos la persona continuará cometiendo los mismos, causando mayor daño en otras personas, así que denunciar el caso y llevar el mismo a un ámbito psiquiátrico puede mejorar la condición del paciente si este considera que tiene una respuesta positiva al tratamiento.
Otras recomendaciones para los familiares, amigos y allegados son:
Información y psicoeducación: los procesos de psicoeducacion parten de la idea que los familiares y amigos tengan el conocimiento sobre el trastorno que está padeciendo la persona y la mejor forma de poder sobrellevar la misma.
Evita las etiquetas: conocer sobre el trastorno inspira más seguridad a la hora de tratar a las personas con estas condiciones, pero etiquetarles y recordar a cada segundo su trastorno puede provocar un efecto contrario, la aceptación siempre será un excelente comienzo.
No ceder ante las demandas: cuando las personas antisociales exigen una razón, actividad o bienes materiales necesitan que les complazca de inmediato, mostrar sumisión y cumplir ante las demandas te colocará a su mandato por mucho tiempo.
Evita las discusiones si las mismas no son importantes: discutir por cualquier cosa puede ser su gancho para generar conflicto y demandar tener la razón, si consideras que la discusión no llegará a ningún lado es mejor dejarlo así.
No permitas que te afecte su situación: sabemos que suena complicado, más si estamos hablando de una persona importante en nuestras vidas, pero deprimirnos, bajar la frecuencia de nuestra autoestima, sentir ansiedad, entre otros síntomas pueden aumentar el riego de tener un retroceso en el paciente antisocial.
No caigas en sus mentiras: es muy probable que las mentiras sean más frecuentes de lo que crees, tampoco te convertirás en un ateo de sus palabras, pero podrás demostrar si lo que dice es cierto o no, así colaborarás en demostrarle que no todo el tiempo tiene razón.
Convivir con una persona que sufre de trastorno antisocial de la personalidad puede ser realmente un reto, hay quienes no aguantan la situación y prefieren desertar, otros que aguantan callados en sufrimiento, la idea es simplemente que busquen ayuda si necesitan de la misma, colaborar con la mejora de la persona que nos importa parte también de la participación que nosotros brindemos para que el progreso se dé de una manera eficaz y sin consecuencias mayores.
Psicólogos de Chile expertos en trastornos de la personalidad